jueves, 26 de septiembre de 2013

La analogía del trovador y el juglar: Camila Moreno


La paradoja de lo social en lo personal
 
Ella nació el año de 1985, en pleno seno de la dictadura Pinochetista. Algo de lo acontecido en su infancia y adolescencia debió haber permeado su conciencia, porque sin poses ni mascaras reconoce haber empezado a hacer música sin saber a plenitud la responsabilidad social del músico como comunicador social, como portador de discursos con contenido o crítica social, más aún, en la figura del cantautor. Pese a ello, Camila Moreno ha negado que sus canciones sean de contenido social o conlleven crítica social, aunque en sus letras haya rasgos innegables, claras huellas que algunos seguimos. Camila misma comenta que la familia Moreno “siempre fue de izquierda” y en alguna forma esto le ha influido. No voy a contradecirla pero sí encuentro en parte de su trabajo estos rasgos que serían de genética parrista o jarista, desde luego, en el estilo de una inquieta joven que nació en la dictadura y ha tenido la oportunidad de vivir la transición de su país con sus realidades.
 
Antes que
 
Camila Moreno tiene, pues, muchas cualidades. Entre ellas, por supuesto están las de su natural rebeldía dada su juventud; así como las inquietudes que ella misma reconoce como muy personales e íntimas, lanzadas a la arena pública dónde muchos las asumen como con contenido social. Tiene pues, la luminosa cualidad de hacer canciones; canciones que son canal por donde vierte y viajan las inquietudes de su pensar, de su sentir y de su lectura del mundo que como he insistido en señalar es un mundo personal de búsqueda y encuentro en un proceso donde de repente se reconoce y experimenta la presión que su misma acción creativa le pone sin querer o sin saber: la paradoja de la mujer que compone y canta sin la conciencia de sus letras. El canto que dice ser sin contenido social pero si testimonial de la realidad, su acontecer que desde luego siempre parte del universo personal.
 
La necesidad
 
Como podrán ver, musicalmente al menos en sus primeras producciones y presentaciones, su propuesta se decanta por los sonidos acústicos con ecos del folclor; poseedora de una voz potente e intensa en consonancia con la guitarra que se desgarra como se desgarra la garganta de quien raspa sus cuerdas conmueve y conquista, atrae y atrapa, gusta o sacude pero ciertamente provoca cosas en quienes la escuchamos. No es fácil de digerir pero si interesante de explorar, Camila Moreno, nuestra joven cantautora chilena. Me despido pues, con un tema más en tono moderno, con mucha mayor producción que los anteriores y cuya letra es menos social, sí, pero no con menor profundidad... de su último disco Panal escuchemos lo siguiente
Te quise

jueves, 19 de septiembre de 2013

La analogía del trovador y el juglar: V Parra y V Jara

 
Dos chilenos imprescindibles
 

A 40 años del golpe militar perpetrado en Chile a Salvador Allende y su gobierno socialista que legítimamente llegó al poder con el aval de las urnas, hoy quiero traer a estos jueves de analogías, dos trovadores que están ligados a la historia de su patria por la riqueza de su obra.
 
Con quince años de diferencia a su llegada al mundo y seis entre las trágicas partidas, tienen en común el reconocimiento de sus letras y su música, su lírica y el folclor que respetaron y promovieron; sus combativas canciones y sus inmortales voces, su perenne canto.
 
Estas dos figuras que en sus nombres enarbolaban la V de la victoria y en sus corazones latía el sentimiento de su pueblo con sus expresiones musicales, incluso ella es considerada precursora de la nueva canción chilena, son referentes obligados en el recuento de cada semana.
 
Sus destinos estuvieron marcados por la lucha y la tragedia; por el ímpetu de un sueño, el de un mundo mejor, que la realidad del hurto, un tiempo lo burlo; por el suicidio de ella, la artera tortura y asesinato de él. Pero también, en medio de estas dos vidas que la tragedia marco, está la luz de su poesía hecha música
 
Cantores que reflexionan
 
Violeta Parra y Víctor Jara son dos embajadores de la música popular de su país y de las convicciones que conlleva su canto, que mientras exista injusticia en su natal Chile o cualquier otro punto del mundo, seguirá vigente. Este día les presento a la creadora de “Gracias a la vida” y al creador de “Te recuerdo Amanda”, probablemente sus temas más conocidos. Conmemoremos pues, a dos figuras que antes de morir ya eran universales y a quién la muerte, no se ha llevado porque ellos permanecen con sus canciones.
 
El amor es un camino que de repente aparece

jueves, 12 de septiembre de 2013

La analogía del trovador y el juglar: Agustín y Pedro


Los compadres: el poeta, el ruiseñor
 

En el México post revolucionario que salía de su pesadilla armada  y todavía no lograba estabilizarse, pues a la decena trágica siguió el conflicto cristero y los caudillos pugnando por el poder, un joven de figura delgada, personalidad carismática, inmenso en sus metáforas y de gran talento al piano, empezaba a abrirse camino gracias a su música; mientras, el país no terminaba de serenarse. Se dice que aquel joven de apariencia triste, tocó en centros nocturnos, fiestas particulares y salas de cine, cuando el sonido aún no llegaba a éste.
 
Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso Rojas Canela del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino, artísticamente conocido como Agustín Lara, después de peregrinar con sus letras, su música y llegada la tercer década del siglo, triunfó en la radio, al tiempo que componía música para algunas películas. Una de ellas, la primera que incursionó con la última tecnología del momento, el sonido: “Santa” de Antonio Moreno.
 

 

Poco después, Agustín Lara, participaba en un programa llamado La hora azul donde artistas del tamaño de Toña “La Negra” y Pedro Vargas, encontraron oportunidades para sus prometedoras carreras en dicho espacio del “músico poeta”. “El ruiseñor de las Américas”, “El tenor continental” o “El Samurai de la Canción”, cualquiera de los sobrenombres con que identificaban a Pedro Vargas, fue uno de sus mejores intérpretes de Lara; un ejemplar juglar del siglo pasado. La voz educada, virtuosa, potente y dotada de sentimiento e inspiración del querido compadre, dio vida a muchos de los temas del “Flaco de oro”, el trovador de la época.
 

 

México parecía encontrar rumbo con la llegada del General Cárdenas y comenzaba la construcción de instituciones con ánimos de cohesión social que todavía iban a enfrentar la oposición almazanista. Con la designación del General Ávila Camacho como sucesor presidencial, la presencia militar en la institución presidencial dio paso a los gobiernos de civiles y al famoso desarrollo estabilizador del nacionalismo revolucionario, que encontró su mejor funcionamiento por aquellos años. Las figuras de Agustín Lara y Pedro Vargas eran emblemas del tiempo. La plenitud de sus talentos crecía con el destino de México. El trovador dedicaba sus mejores letras a la mujer divina y lo secundaba el juglar con su preciosa voz.

 
 

Y así, en el México de los murales de Rivera y Siqueiros; del cine rural nostálgico del “Indio” Fernández con “Flor Silvestre”, “Las abandonadas” y el cine moderno urbano de Alejandro Galindo con “Una familia de tantas”, éstas dos figuras, Lara y Vargas, construían una identidad de México con industrias culturales fuertes, poderosas en el mundo de habla hispana: la radio y el cine. “El Músico poeta” con sus composiciones, "El Ssamurái de la canción” con el concilio de su voz.
 


 
Lara dice:
 
“Yo nací con la luna de plata
nací con alma de pirata,
he nacido rumbero y jarocho
trovador de veras..”
 
Vargas le responde:
 
“Muy agradecido,
muy agradecido,
muy agradecido…”
 
Previo a la conmemoración y celebración de la patria, dos figuras como las del trovador Agustín Lara y el juglar Pedro Vargas no podían faltar. Espero que disfruten ésta pequeña entrega con espíritu septembrino
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jueves, 5 de septiembre de 2013

La analogía del trovador y el juglar: Bob & Joan


El trovador y su juglar
Joan Baez y Bob Dylan


Un trovador nos regala narrativas que, por ejemplo, acarician el alma y reivindican el lenguaje del amor. Del trovador me gustan sus formas creativas y el fondo lirico que fluye como un río a su destino, el mar musical que invita a sumergirse en él; lo poético de su decir, de su cantar; el sentimiento de su melodía y la armonía en su lira; lo universal de su lenguaje que trasciende el contexto de su génesis, de su tiempo.
Time Out Of Mind (1997) Make you feel my love

Del trovador respeto cuando protesta por las aberraciones del mundo; sus letras que apelan a la conciencia de quien le escucha; las inquietudes que lanza y las respuestas que busca. Respeto a quienes son una especie de semillas que más temprano florecen en la propia voz, la del juglar o en la versión de cualquier otro exponente que haga suya la creación. Porque muchas de sus inquietudes van más allá del contexto de la creación y cobran vigencia porque la estupidez del mundo es inherente a sus habitantes y además cíclica.
The Freewheelin' Bob Dylan (1963) Masters Of war

El binomio trovador juglar es importante porque ambas figuras desde su origen han ido de la mano. A veces el segundo se confunde con el primero y en mucho se debe a las convicciones que los identifican y les comparten. Los atributos artísticos, vocales e interpretativos del juglar pueden ser, en determinados casos, mayores a los del trovador; en ese sentido, la figura del juglar se troca autor porque se apropia no sólo de la poética del creador, sino la torna suya… otorgando su identidad, su sello y lo más importante, la difusión del quehacer trovadoresco.
Another Side Of Bob Dylan (1964) It ain’t me babe

El juglar tiene el mérito de llevar el discurso del trovador a su público. Es un portavoz de la poesía, las reivindicaciones y la humanidad que sintetiza el trovador en su lírica. Ambos, trovador y juglar, son humanistas. Son humanistas porque en su quehacer reivindican la humanidad, un bien escaso que muchos recuperamos en los contenidos, las melodías y aquello que sale de lo más profundo de sus almas en sus voces, el sentir de la humanidad.
The Freewheelin' Bob Dylan (1963) Blowing in the wind

Hoy quise traer a este espacio a dos personajes del país vecino que desde la subjetividad reconozco como emblemas de estas dos figuras que semana a semana nos acompañan. Son estadounidenses sí, porque en otras lenguas también se trova pero desde su cultura e idiosincrasia. El folk o el folk rock es el género de Bob Dylan y Joan Baez, pero eso no les resta méritos para ser parte de los trovadores y los juglares de este mundo moderno.
Me despido con una última canción de este gran humanista, creador e inspirado crítico social que va del amor al amor que conlleva su crítica y su protesta: Bob Dylan.
Blood On The Tracks (1975) You're a big girl now



La imagines en este post son de:
Andre Kohn
Salvador Dalí - El rostro de la guerra
Alberto Pancorbo - Pasión
Joaquín mateo - Violonchelo
María Blanchard - Naturaleza muerta a la guitarra